Para una organización de conservación como WWF, los hallazgos del último Informe Planeta Vivo son desalentadores. A pesar de nuestros mejores esfuerzos durante más de 60 años, las poblaciones de vida silvestre continúan disminuyendo a un ritmo alarmante.
Detener y revertir la pérdida de la naturaleza es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad, y necesita suceder con urgencia.
El Índice Planeta Vivo nos dice que, en promedio, el tamaño de las poblaciones de vida silvestre a nivel mundial cayó un 73% entre 1970 y 2020. Pero aunque las tendencias generales siguen yendo en la dirección equivocada, hay muchas historias de éxito en conservación que demuestran que el cambio positivo es posible.
Tomemos como ejemplo a los tigres. En 2010, el número de
tigres salvajes había caído a un mínimo histórico de alrededor de 3,200. Así que los 13 países donde habitan tigres, apoyados por WWF y otras organizaciones de conservación, establecieron un objetivo global para duplicar la población de tigres salvajes para 2022, el próximo Año del Tigre en el calendario chino.
Este esfuerzo ambicioso incluyó la protección, restauración y reconexión de hábitats en paisajes de tigres, el combate contra la caza furtiva y el comercio ilegal, y el trabajo con comunidades que viven junto a tigres.
Desde entonces, los números han aumentado en Bután, China, India, Nepal y Rusia. La última estimación de población del Foro Global del Tigre en 2023 da un total de 5.574 tigres salvajes; no es un duplicado exacto, pero es un gran logro que estamos decididos a continuar.
Además, proteger los ecosistemas de los que dependen los tigres también beneficia a innumerables otras especies.
Incluso en ecosistemas de agua dulce, que han visto una sorprendente disminución del 85% en el número promedio de poblaciones, podemos observar signos de recuperación, como en nuestro trabajo para conservar delfines de río.
El número de delfines del río Indo se ha duplicado desde el año 2000, aunque siguen en peligro crítico con solo alrededor de 2.000 individuos restantes.
De manera similar, después de décadas de declive, el número de marsopas sin aleta del Yangtsé ha aumentado un 23% en los últimos cinco años, alcanzando un total (aún precario) de 1.249.
Estos son éxitos extraordinarios considerando las presiones que enfrentan estos ríos. Y así como la protección de los hábitats de tigres ayuda a proteger a otras especies, mejorar la salud de los ríos donde viven los delfines beneficia a toda la vida acuática y a millones de personas.
Transformando la conservación
Pero los éxitos aislados y simplemente frenar el declive no son suficientes. Para detener y revertir la pérdida de la naturaleza, el mundo necesita invertir en conservación a una escala sin precedentes.
En 2022, tras años de campañas por parte de WWF y otros, casi 200 países se comprometieron con un nuevo
Marco Global de Biodiversidad.
Incluye un objetivo para proteger el 30% de la tierra, aguas y océanos para 2030, y un objetivo para restaurar el 30% de todas las áreas degradadas para la misma fecha.
Esta es una oportunidad increíble, y estamos apoyando a gobiernos de todo el mundo para convertir sus compromisos en acción.
Por ejemplo, como parte de la iniciativa Patrimonio Colombia, hemos asegurado 245 millones de dólares para garantizar la protección permanente de 32 millones de hectáreas de paisajes y áreas marinas en Colombia, que alberga el 10% de la biodiversidad de la Tierra.
Hemos ayudado a establecer vastas áreas marinas protegidas, desde las Islas Galápagos en el Ecuador hasta la Antártida. Y, durante los últimos 25 años, hemos ayudado a asegurar más de 110 millones de hectáreas de humedales de importancia internacional bajo la Convención de Ramsar.
Para que la conservación tenga éxito a largo plazo, debe tener en cuenta los derechos, necesidades y valores de las personas.
Por eso, por ejemplo, estamos apoyando a los Pueblos Indígenas y comunidades locales para que continúen protegiendo sus tierras y aguas, que albergan alrededor del 80% de la biodiversidad restante de nuestro planeta.
Transformando la alimentación y la energía
No podremos restaurar la naturaleza si no abordamos también las amenazas que impulsan la pérdida de la naturaleza en primer lugar.
Como señala el Informe del Planeta Vivo 2024, esto debe incluir la transformación de nuestros sistemas de alimentación y energía, que son las principales causas de la pérdida de biodiversidad y del cambio climático.
Nuestro trabajo en el ámbito de la alimentación abarca desde el apoyo a los agricultores para introducir prácticas de producción que beneficien a la naturaleza, hasta trabajar con empresas para evitar la compra de ingredientes relacionados con la deforestación y la destrucción de hábitats, y comprometernos con cadenas de suministro sostenibles.
También estamos trabajando para reducir la cantidad de alimentos que se pierden o desperdician y promoviendo opciones alimenticias que sean buenas para la salud de las personas y del planeta.
Apoyar una transición energética rápida, justa y ecológica de los combustibles fósiles a energías limpias es otra de nuestras principales prioridades.
Esto implica presionar a gobiernos, ciudades, empresas e instituciones financieras para que adopten soluciones de energía limpia.
Pero también incluye llevar electricidad renovable a comunidades en África que carecen de acceso a energía moderna.
Además de apoyar el desarrollo sostenible, esto significa que las personas ya no tienen que depender de la quema de leña y carbón, lo que reduce la presión sobre los bosques y la vida silvestre.
Transformando las finanzas
Nuestras economías dependen de la naturaleza y sus servicios, pero las valoran casi en cero.
Alrededor de 7 billones de dólares al año se destinan a actividades que alimentan las crisis de naturaleza y clima.
Redirigir solo una fracción de este dinero hacia actividades que trabajen con la naturaleza en lugar de en su contra, aseguraría un planeta próspero para las generaciones futuras.
Es por eso que trabajamos en "financiar lo verde": movilizando financiamiento para soluciones de conservación y climáticas, y "ecologizar las finanzas": alineando los sistemas financieros para cumplir con los objetivos globales de naturaleza, clima y desarrollo.
No tenemos ilusiones sobre la magnitud de los desafíos que enfrentamos. Pero creemos que, juntos, aún es posible poner fin a la destrucción de nuestro mundo natural y construir un futuro donde las personas y la naturaleza puedan prosperar juntas.
Lee más sobre nuestras historias de éxito y descubre cómo puedes hacer una diferencia.